Por: Fernando Romero Hernández.
Periodista Cultural.
Universidad Los Libertadores.
En este homenaje a los Muiscas, fundadores de Funza, cito algunos escritos y autores que son de soporte argumentativo para las aclaraciones históricas, demostrando una vez más el interés de aportar con responsabilidad social y profesionalismo a la incomparable tradición cultural de nuestro municipio.
Funza es uno de los municipios más antiguos y valiosos de Colombia, fue capital de la confederación más grande y organizada del Continente Americano, gracias a su estructura social, política y administrativa, los Muiscas pertenecientes a la gran familia lingüística Chibcha.
“Los fundadores del pueblo de Funza fueron los Chibchas, en fecha que hasta el presente no es conocida, pero no es equivocado el afirmar que ocurrió con anterioridad a la fecha en que Cristóbal Colón descubrió la América (12 de octubre de 1492)”, Apuntes Monográficos por Francisco Martínez Rico.
Por otra parte, en el texto “Así éramos los Muiscas” de Maria de la Luz Giraldo de Puech, se encuentra un relato de una niña Muisca, quien cuenta que la abuelita le decía de la antigüedad de sus antepasados, quienes existían desde hace más de diez mil siglos. Otro escrito afirma la presencia Muisca en el altiplano Cundíboyacense, por lo menos desde el siglo VI ad. C, hasta la conquista española en el siglo XVI.
“Por el hecho de ser Funza la capital Chibcha y la residencia de los zipas, llegó a ser el pueblo más importante de ese entonces, alcanzando un estado de progreso superior a los demás, hasta el punto que tenía más de 20.000 casas (bohíos) y por consiguiente el número de sus habitantes era superior a esta cifra, habitantes que eran de relativas buenas costumbres, amigos del trabajo, respetuosos de las leyes, patriotas y defensores de los derechos de su pueblo”.
“La vida tranquila y ordenada que llevaba este pueblo, vino a interrumpirse con la presencia de las gentes de Jiménez de Quesada, comandadas por Juan de Céspedes, a quienes el Zipa Tisquesusa con parte de sus súbditos no pudo resistir en combate que les presentó a orillas del río Funza o Bogotá, debido a que los conquistadores los atacaron con caballería, armas de fuego y lanzas, armas que les eran desconocidas y que no se podían medir con las macanas y hondas para lanzar piedras, que eran las que portaban los funzanos, por no conocer su raza, otras más efectivas”.
“Ante el triunfo de los conquistadores, el Zipa Tisquesusa huyó de Funza y el pueblo fue tomado por Gonzalo Jiménez de Quesada y sus gentes en abril de 1537”. Apuntes Monográficos por Francisco Martínez Rico (1983) y Alcedo, Antonio de. Diccionario geográfico-histórico de las Indias occidentales o América. 5 vols. Madrid: Imprenta de Benito Cano, 1786-1789.
“Las crónicas se remontan al año 1470, cuando dominaba Bogotá (hoy Funza) el zipa Saguanmachica. A éste sucedió Nemequene, célebre estadista y legislador. Como su predecesor, sucumbió en el campo de batalla, pasando a ocupar el trono su sobrino Tisquesusa. Fue durante el gobierno de este poderoso señor cuando avanzaba por el extremo septentrional del territorio, un extraño ejército, tan extraordinario y mortífero como nunca habían podido imaginar, cuya misión sería acabar con una etapa histórica y comenzar otra que respondía a una visión del mundo diametralmente opuesta”. Tomado de UCCI/SEQC. Guía de Bogotá. Madrid: Guías UCCI, 1989.
Teniendo en cuenta las anteriores transcripciones, se concluye que hace 478 años en el territorio de los Zipas, durante los meses de abril y mayo de 1537, prolongándose por dos años, Funza y sus habitantes vivieron la masacre más grande ocurrida en la historia de nuestro país, registrándose el asesinato de miles de niños indígenas; la violación y muerte de mujeres Chibchas; las más crueles torturas y crímenes de hombres inocentes Muiscas, con un panorama de montañas de cadáveres humanos, los cuales fueron estorbo para los conquistadores en su búsqueda de la Leyenda del Dorado…
“Estos antes de guardar consideraciones a sus habitantes, en forma inhumana terminaron con todas sus costumbres que practicaban de buena fe basadas en la moral; les hizo incendiar la mayor parte de sus chozas a fin de amedrentarlos, los asesinaba si no se sometían a sus dictados y muchos de ellos se vieron obligados a terminar con su propia vida para salvarse de los tormentos a que eran sometidos”. Apuntes Monográficos por Francisco Martínez Rico (1983).
De otro lado, varios investigadores coinciden en destacar el aporte de nuestros antepasados por haber sido una sociedad políticamente organizada. Recibiendo el reconocimiento natural de mantener a la gran mayoría de su asentamiento desplegado por todo el país como un paraíso, en todo el sentido de la palabra.
Sea este un sencillo y sentido homenaje aclaratorio a los miles de fallecidos por defender nuestro terruño funzano, invitándonos a reflexionar sobre su legado, replanteando la educación y los medios de comunicación nacionales, los cuales han influido en la vergüenza que nos da el valorar la sangre que llevamos, sin desconocer la inocencia de basarnos en libros extranjeros que cumplieron con sus intereses, contarnos nuestra historia con mentiras por miles de años; sembrando la idea de que lo de afuera es mejor y por consiguiente el desarraigo cultural que estamos viviendo hoy en día.