Reflexiones Culturales.
Quiero agradecerles a mis lectores por seguirme con mis escritos y por proponerme este
tema que es de interés para todos, Funza desde una mirada cultural, teniendo
como base los últimos 12 años y un poquito más atrás...
“Vecino buenos
días”, aún se escucha esta bonita y culta expresión, es tan pegajosa que hasta
los recién llegados al municipio la usan, para otros “los vecinos o familias de
toda la vida, se nos han ido, que lastima”, apellidos reconocidos por
diferentes factores se extrañan por las calles de Funza, y que hablar de
aquellos locales memorables: Las Posadas, Las Melo (refiriéndome a la antigua
en el parque), almacén Pebbles, el almacén de zapatos Galicia (de mi señor
padre Q.P.D.), en donde de niños jugábamos a salir por una puerta y salir por
la otra, Almacén La Capilla de Don Álvaro también ya fallecido o la Garantía, o
donde las señoritas a comprar cocadas de 5 pesos, la ventanita de los Martínez,
o aquellos barriles repletos de lentejas y frijoles en la Placita y en fin, un
sin número de lugares inolvidables. El colegio Comercial, el Inmaculado, el
Marqués, etc., que hacen parte de nuestra historia y nuestra cultura.
Por otra
parte, haciendo un recuento desde los eventos como tal, Funza fue epicentro de
las ferias equinas más importantes del país, logrando el anhelado grado B, las
fiestas de salón se disfrutaron en las grandes haciendas del municipio y sus
asistentes fueron de corte presidencial, además, por supuesto años más
adelante, surgieron esfuerzos independientes organizando certámenes que se
recuerdan como el festival folclórico de la Sabana de Don Canro y del Vallenato
con grandes cantantes de este género, (de pronto por esto es que los últimos
Zaquesazipas son tan vallenatos, de pronto), otros esfuerzos como la travesía
720 minutos que aún se mantiene, el festival de la Faqua, entre muchas propuestas
aisladas pero valiosas en el esfuerzo de adaptar espacios culturales.
Sin embargo es
importante tener en cuenta el cambio de la entidad cultural del municipio en el
transcurso del tiempo, la cual dependía en todo sentido de la administración municipal,
paso a ser un ente descentralizado con muchísimas ventajas, gracias al trabajo
de Liz J. López (actual concejala) y su equipo de trabajo, con pocos escenarios
construidos, alquilando tarimas y carpas; pero eso sí, con una amplia oferta
cultural de todos los días, adaptando calles, esquinas, parques y avenidas para
ofrecer una programación para toda la familia, logrando competir sanamente con
una de las mejores casas de cultura del país, (la de Tocancipa que aun se
mantiene con el mismo empuje), posteriormente
se destaca la entrega del Teatro al Aire libre echo en el gobierno de la Alcaldesa
Beyanith, aprovechado en la administración Vargas con sin número de proyectos,
rescatando y a la vez preservando la estructura dejada desde 1998, sin embargo
llega una propuesta de Ciudad, la cual dejo una importante infraestructura para
darle una vida cultural a Funza totalmente activa; pero también se sintió un
vacío en el afán de reunir masivamente de vez en cuando al público en general,
convirtiéndose más en certámenes con un corte más comercial, dejando de lado lo
tradicional, y para no ir más allá el resultado es la reacción del actual
público cuando se presenta un dueto o grupo de música tradicional colombiana,
dándome vergüenza ajena por que se rechifla o se expresa palabrotas para que
cambien de artista porque el interés prima en el que está “sonando en los
principales medios de comunicación”, preocupante y la vez un gran reto para el
actual director de cultura, trabajar y volver a reunir un público tolerante y
educado a todas las manifestaciones culturales, ¡qué bonita tarea! para que
saque a relucir su experiencia, dinamismo y dedicación por este maravilloso
campo del arte y la cultura, la cual exige alma, corazón y sombrero.
Gran
compromiso de Avanzar por una sociedad funzana acostumbrada a tener artistas de
renombre; pero también con una mente abierta a conocer y apreciar lo
tradicional, lo que nos hace colombianos, nacidos o no, amantes a la danza tradicional,
a los ritmos campesinos, a lo nuestro, porque es una necesidad departamental y nacional
latente, el fenómeno de lo extranjero
nos está absorbiendo y lo comercial está negando nuestra identidad, es un
trabajo social por nuestros niños y jóvenes,
sin dejar de lado lo que le gusta a la comunidad, es simplemente un equilibrio
para llegar a vivir una ciudad desbordada de Vecinos amables, tolerantes a la
diferencia y defensores de su terruño cultural.