Destacar algunos
aspectos importantes de la historia del municipio de Funza, nos evoca
necesariamente a la cultura Muisca,
pueblo indígena perteneciente a la gran familia lingüística Chibcha, siendo
nombrado Funza como “capital del imperio Chibcha”, en este aspecto algunos
investigadores no están de acuerdo con esta afirmación: “Las confederaciones
conservan la soberanía, luego es inexacto hablar de un Reino Chibcha, ya que no
se cumple porque no existía un monarca
absoluto y no se cumple en el caso del Imperio, porque los Muiscas no
sometieron pueblos no Muiscas a su régimen político. En este sentido las
confederaciones Chibchas no pueden ser comparadas a los Imperios Azteca o Inca
que le eran contemporáneas. La importancia política de LAS CONFEDERACION
CHIBCHA ES QUE FUE LA MÁS GRANDE Y LA MÁS ORGANIZADA DE LAS TRIBUS DEL
CONTINENTE, Cada comunidad estaba regida por su jefe o Cacique, tenía su
autonomía y hacia parte de la confederación”. Retomado archivo Biblioteca Luis
Ángel Arango.
Teniendo
presente la anterior reflexión, Funza o Bacatá fue la capital de la Confederación
Chibcha, igualmente vivió uno de los jefes supremos, el Zipa, quien tenía a su
mando varios pueblos, agrupados en cacicazgos.
Territorio del
Zipa:
1. Cacicazgo de
Bacatá: Funza, Tenjo, Subachoque, Facatativá, Tabio, Cota, Chía, Cajicá,
Zipaquirá, Nemocón, Engativá, Bosa, Soacha y Zipacón.
2. Cacicazgo de
Guatavita: Guatavita, Sesquilé, Guasca, Sopó, Usaquén, Tuna, Suba, Teusacá,
Gachetá, Chocontá y Suesca entre otros.
3. Cacicazgo de Ubaque:
Ubaque, Choachí, Chipaque, Cáqueza y Usme.
4. Cacicazgo de
Fusagasugá: Fusagasugá, Pasca y Tibacuy.
5. Cacicazgo de
Ubaté: Ubaté, Cucunubá, Simijaca y Susa.
Territorio de
Zaque: Hunza, Ramiriquí, Machetá, Moniquirá, Tenza, Sutatenza, Somondoco, Soratá,
Titirita, Lenguazaque y Turmequé.
Territorio de
Tundamá: Duitama, Tobasía, Paipa, Cerinza, Ocavita, Onzaga, Soatá, Ibacucu,
Sativa y Tibaná, entre otros.
Territorio del
Iraca: Sogamoso, Bombaza, Busbanza, Chipatá, Pesca, Pisba, Tópaga, Toca entre
otros.
Cacicazgos
Autónomos: Saboya, Charalá, Saquencipa, Tacasquira, Tinjacá, entre otros.
La manera de
organización política los hacia una unidad cultural compacta y disciplinada,
por consiguiente sobresalieron por sus
habilidades como mercaderes; su estructura económica les permitió apoyarse
entre comunidades, tuvieron unos tejuelos redondeados de oro fundido que les
facilitó las transacciones comerciales, al igual, practicaron el trueque o
intercambio de mercancías como el maíz, sal, miel, variedad de fruta y grano,
además de las mantas ahiladas que producían e incluso artículos de lujo :
Plumas de pájaro, cobre, algodón, esmeraldas, oro en polvo, coca y caracoles
marinos traídos desde el territorio de los Tayronas.
Los mercados más
grandes se concentraban en Bacatá (hoy Funza), Chocontá, Tocancipa, Pacho,
Turmequé y Hunza (hoy Tunja).
Era una sociedad
agrícola por excelencia, manteniendo sistemas de riego y de cultivo que hoy por
hoy se consideran de los más complejos y avanzados del mundo, cultivaban maíz,
papa, batata, ahuyama, fríjol, tomate, quinua, algodón y tabaco; durante el
proceso de la agricultura, los hombres desyerbaban y abrían la tierra, mientras
las mujeres eran las que depositaban la semilla, siendo una cualidad de esta
sociedad Muisca el valor y el respeto hacia la mujer, siendo un aspecto lleno
de cierto sentido místico y espiritual.
Otras
actividades económicas fundamentales eran la orfebrería y la cerámica con
varias técnicas que los destacaron por su gran calidad, belleza y durabilidad
“eterna” en la elaboración de los diferentes productos, por otra parte, el frío
los obligo a implementar procesos textiles logrando ser excelentes en este
campo, cada familia tenia su telar, el huso y los torteros para hacer sus
hilados, usaban mantas finas de algodón, algunas sencillas y otras coloridas
según la ocasión, de un extraordinario diseño y calidad.
Los Muiscas
fueron una sociedad próspera en todo el sentido de la palabra, tuvieron
abundancia de alimentos, gozaban de buena salud, mantenían un equilibrio en los
gastos de los recursos naturales, siempre le pidieron permiso a la Madre Tierra
y a un ser superior para poder coger hasta la más pequeña hierba, tuvieron
plena conciencia del valor de la palabra y su ordenación legislativa fue
bastante estricta, ejemplo para nuestra
sociedad supuestamente “moderna”.